17 jun 2012

(El violín)


De pronto pensé
que eras como un violín
y me preguntaba con leve preocupación,
si era esto lo que necesitaba yo en mi vida,
ahora
un violín.

Vi una nota tuya,
hilos de palabras no demasiado largos
de ti,
líneas de signos tuyos
que rearmaba como podía
que traían llanto de violín
alegría escondida de violín
agitación del arco
y escuché una música tuya
te miré hacer por un momento,
te miré mirar
o no recuerdo
qué fue
que me hizo pensar
en un violín

Una melodía de esas,
solitaria, desgarradora, sufrida
inconmesurablemente cercana
inconcebiblemente profunda
que me tocaba
allí
en los médanos de la melancolía
en las entrañas secretas de la ternura
ahí
aquí
tan de cerca.

Ahora
se me superponen los recuerdos,
los recuerdos y las vigilias y las demencias
de un sueño abismal
que no deja dormir, sólo hundirse
y no puedo decir.

Si tus pasos o tu mente vagando
o la canción por lo bajo
o las líneas escritas
(escritas escritas so schön geschrieben)
o si tu voz o un día que mirabas
o qué de ti
qué melodía, qué signo indescifrable
me hizo pensar
el violín

pensar en esa melodía
y no sé qué
de ti
la dibuja
en el lado de adentro de mi cuerpo
y no sé
(pero me pregunto)
si vos serás, en alguna parte
de ti
(y me da miedo decir: de tu cuerpo)
si vos serás...
en fin

(El violín)