1 nov 2011

Dejar de escribir
Buscar el silencio

Apagar las palabras galopantes que transitan todos los caminos del cerebro,
que atraviesan el sentir.
Apagar las palabras que no tienen sentido,
que no llegan a la emergencia que haría falta,
que no llegan a la acción.
Apagar las palabras como si fueran fuego,
como si me quemaran por dentro,
como si dejaran ceniza.
Apagar las palabras como si fueran,
porque a veces son.

Cortar las palabras
porque son una burda prolongación de mi brazo:
si yo no te llego a tocar, ellas menos,
y si llegaran, estarían vacías de mí.

Cortarme las palabras de la lengua
o cortarles a todas un pedazo,
arrancarles las sílabas, los sentidos,
arrancarles las letras una por una,
expropiarlas del espacio que dejan entre una y otra
expropiar las palabras
y expropiarme de ellas.

Buscar el silencio del cielo muy azul,
el silencio de una escuela de noche, bien tarde y a oscuras.
Buscar el silencio detrás del amor,
detrás del dolor,
buscar el silencio detrás de la muerte,
detrás del sentir,
buscar el silencio detrás de la gran soberbia,
del saber insoportable.
Buscar el silencio como si fuera plenitud,
como si fuera momentáneo,
buscarlo como si fuera esperanza,
como alternativa a los gritos que no salen de mi garganta.

Buscar el silencio sabiendo que ya he dicho demasiado,
buscar el silencio para que hablen nuevas voces,
para que se eleven de él palabras plurales,
Buscar el silencio con la convicción de no buscarlo en cualquier parte
buscarlo en mí,
buscarlo adentro y buscar detrás de él

otra vez las palabras
otra vez un nosotros, un nosotras.

31 oct 2011

Claudia Korol: El lenguaje envenenado transnacional


Estamos en un juicio ético a las transnacionales. Es un juicio a las empresas que concentran las máximas ganancias acumuladas por el capital en los últimos siglos, a costa de represiones, genocidios, ecocidio, destrucción y saqueo.

Queremos denunciarlas en este juicio popular. Y queremos denunciar al lenguaje creado desde el poder, para luchar con cada una de sus palabras.

El capitalismo patriarcal y racista en el que vivimos, gatilla en ráfaga palabras transgénicas. Palabras cuyo sentido muere en el mismo momento en que son pronunciadas, pero que al hacerlo envenenan el lenguaje hasta volverlo un instrumento contra nosotros y nosotras mismas.

Habitamos por ello un lenguaje envenenado y envenenante, tanto como el glifosato utilizado en la producción de soja, o como el cianuro de la minería a cielo abierto.

Con palabras transgénicas se describe el mundo transnacionalizado del capital.

El lenguaje envenenado es el lenguaje del poder.

Con su vocabulario hecho de unas pocas palabras que se disparan desde los grandes medios de comunicación, desde las academias, desde los gobiernos y parlamentos, hemos construido este breve diccionario.

Ellos llaman desarrollo a la destrucción y saqueo de los pueblos y de la naturaleza.

Llaman civilización al sistema capitalista, patriarcal, racista, basado en la explotación de los trabajadores y trabajadoras por la burguesía, de los pueblos recolonizados por los países imperialistas y las corporaciones transnacionales, en la violenta dominación de los pueblos invadidos por la bárbara cultura de los vencedores, en la opresión de las mujeres y de las disidencias sexuales, por los hombres beneficiarios de la cultura androcéntrica.

Llaman progreso a la negación de la identidad y la historia de los pueblos, y a la implantación de una cultura hegemónica que tiene como sujeto central al hombre blanco, burgués, propietario, heterosexual, occidental y cristiano.

Llaman democracia al modelo político de dominación, creado para garantizar la gobernabilidad de este sistema de muerte, asegurando la libertad para el capital, y la esclavitud de todos y todas las excluidas.

Llaman comunicación a la saturación de nuestra subjetividad con valores alienantes, que nos mantienen incomunicados, y llaman información a la multiplicación de datos que encubren la realidad que vivimos y sufrimos.

Llaman seguridad a la criminalización de la pobreza, justificando así la judicialización de la protesta, la militarización de los territorios donde las poblaciones resisten su saqueo, el gatillo fácil contra los jóvenes, el hacinamiento de hombres y mujeres, niños y adolescentes pobres en cárceles y lugares de encierro, en los que se violan cotidianamente los derechos humanos.

Llaman terroristas a quienes combaten al sistema de muerte, y llaman justicia a las leyes y a las personas que los reprimen.

El lenguaje envenenado, encubridor y enajenante del poder burgués, patriarcal, racista, nombra como “provida” a los fundamentalistas religiosos de la inquisición actual, que niegan el derecho de las mujeres a decidir sobre nuestros cuerpos, sobre nuestras vidas… condenando a miles de mujeres a la muerte en abortos clandestinos.

En esta jerga envenenada llaman crímenes pasionales a los actos brutales de violencia contra las mujeres. A la condena de las mujeres como esclavas del hogar, la llaman amor. A la organización patriarcal de base la llaman familia. Y a la ideología de los vencedores la llaman cultura universal.

Hay todavía una dosis suplementaria de lenguaje envenenado, destinada especialmente a mutilar las semillas de la cultura rebelde. Es el lenguaje biodegradable de la posmodernidad. Un lenguaje que dice que después del fin de la historia, “estamos de vuelta”. Pero “estamos de vuelta” aggiornados/as, pasteurizados/as, reciclados/as.

El lenguaje posmodernizado, biodegradable, puso en la licuadora a las palabras cargadas de sentidos y de actos que nombran a la revolución, al socialismo, al feminismo, a las batallas anticoloniales y antiimperialistas, a la legitimidad de la violencia popular frente a la violencia del poder. Identificar al lenguaje envenenado, y al lenguaje anestesiante de la posmodernidad, es una tarea artesanal de autodefensa de masas, que necesitamos realizar desde nuestros propios territorios.

¿Cuánto de ese lenguaje del poder es disparado desde nuestras propias filas? ¿Cuánto de ese veneno hemos tragado y seguimos tragando en estos años?

¿Cuánto escupimos hacia arriba?

Es parte de la actual batalla de ideas recuperar el lenguaje subversivo y recrearlo, sin perder su densidad ni su poder de fuego.

A 10 años del 19 y 20 de diciembre, defender la rebeldía de aquellas jornadas, es una de las tareas emancipatorias, frente a los discursos cargados de sin sentido, que nos dispararán proyectiles cargados de escepticismo, que repetirán de manera aletargante “que se quedaron todos”, o que tratarán de convencernos que el legado de esa rebelión es “el gobierno que supimos conseguir”… financiado por la expansión sojera y la minería a cielo abierto.

A 10 años del 19 y 20 de diciembre, necesitamos recuperar y recrear un lenguaje que vaya más allá incluso de la rebelión, para dar cuerpo a un sujeto social que ejercite el poder popular.

Un lenguaje que nombre actos, que multiplique ejemplos permanentes. Como llamar a la solidaridad, con los nombres de Pocho Lepratti, de Darío Santillán, de Mariano Ferreyra, de Carlos Fuentealba, de Julio López, de Silvia Suppo.

Palabras con cuerpo. Palabras encuerpadas. Palabras fértiles, que siguen creciendo y multiplicando semillas con su siembra.

Un lenguaje que visibilice las vidas, las historias, la presencia de todas y todos los negados por el poder de los vencedores. Un lenguaje con rostros, con manos, con piel, con deseo, con alegría y dolor. Un lenguaje con sentido.

Un lenguaje que exprese nuestro amor y nuestro odio, como trama de una subjetividad de combate, de largo aliento, que no se detenga ante la primera silla del camino que nos ofrecen quienes hacen de la coptación el arma predilecta para la domesticación y neutralización de los movimientos populares, transformando a los militantes en funcionarios funcionales del poder.

Un lenguaje que conjugue con coraje el nosotros colectivo y plural de la lucha y la creación popular, en una clave en la que recuperen fuerza de verdad los gestos de unidad imprescindible para derrotar a ellos y a su lenguaje de muerte.

En la semana que recordamos al Che, quiero hacerlo como el compa que supo poner su cuerpo y su vida en cada palabra. El compa que pensó al marxismo con el lenguaje de América Latina, y con el rostro y los sueños de todas las rebeliones. Que se rió de los dogmas tanto como de las oligarquías. El comunicador que enseñó que sólo hay que comunicar la palabra verdadera. Recordamos junta a él a todos y a todas las luchadoras que hablaron con sus vidas, y por eso no pudieron ser callados ni calladas con sus muertes.

Lenguaje de cuerpos rebelados, del deseo vuelto acto, de la esperanza que no espera, de la insurgencia del corazón, de la subversiva manera de andar en este mundo, con el sueño en la mano, y la alegría como camino.



4 de octubre / 2011

11 oct 2011

La vida animal, Sr. Sarmiento

Dormito con la lluvia.
Con cada trueno entreabro los ojos, veo la habitación en penumbras como abandonada. Voy descalza al patio para ver si se moja.

Los bárbaros abren las ventanas de mi pecho para salir a robar. No hay sueño en la vigilia, el olor a humedad entumece el dolor gravito y el pasillo de luz está quieto. Nadie pasa. La lluvia hace del techo un tambor, las horas de la madrugada no pesan; el sofá, símbolo del soltero.

La síntesis de la mañana es dormir despierta, es despertar atónita, inmóvil, incrédula, sin poder levantarse.

Soñar con los primeros vientos que llevan el temporal a otras partes. Dar todos los reinos por un mate. Los pasos sordos, la cocina, el baño, vestirse, los rituales de la civilización no son más que automáticos y carecen de sentido alguno.
Sin rumbo nadar por agua sin peces, por agua sin sal, agua revuelta como barro de ciudad.


Olvidarse de todo lo dicho, no creer en las palabras, nunca. La ficción última es la palabra, y la más engañosa, verdad, mentira. ¿Quién dijo? ¿Quién creyó? ¿Quién engañó, quién se desengañó? Preguntas vanas, palabras sin carretera, sin fin, sin fondo. Andar por otros senderos, los de la lluvia, los de los cuartos abandonadas, de las calles de tierra.

A veces se levanta una brisa leve hecha de aire, un sentimiento de material invisible hecho de esto que no se explica, que no se engancha con ninguna palabra, con ningún pensamiento. Como si fuera la última esencia, la última verdad, lo que los griegos buscaron en vano, lo que la civilización entraña, lo que no me deja dormir. Lo puedo reducir a expresiones verbales y nadie se hace una idea, dolor, amor, soledad, comerse la cabeza. La trastienda no tiene palabras, tiene bárbaros, sentires, bestias, esperanzas.

Esto, tal vez, es la vida, un pequeño animal intangible, un animal peligroso, temible, un animal que muerde y se anida en un rincón de la casa para dormir de día, para soñarse mi vida y yo, simple espectadora de él. Hasta hacerme carne, hasta volver a mi cuerpo.


No es hallar el sentido, sino sentir; no es hablar, buscar, esperar sino desechar las palabras. Una vez y todas, cuando hayamos llegado (cuando hayamos partido), cuando los límites del cuerpo se borran, cuando el tiempo no apriete, cuando adentro y fuera de la duda sepamos que las lenguas son muchas y que cada una traza su verdad, cuando espere que pasen los días, cuando tu voz no valga más que tus piernas, que tus manos; no son sólo los ojos, no es tampoco la lengua sola, ni múltiple. ¿Quién sabe?


Mientras tanto, el animal que soy me come lentamente. No hablemos de almas, no hablemos de cuerpos, me come toda, toda entera.

25 ago 2011

Fragmentos para ser leídos simultáneamente

- No sabe si es más pesada la noche o la espera del alba, no sabe si le asusta más el silencio o la proscripción de romperlo.
 

- No vivimos los sueños a viva voz, amamos en absoluta sordera, la restricción, ese gorgojo constante es más tangible que cualquiera de nuestras historias.

- El único veredicto: vos lo elegiste así.
Sí, yo lo quise así.

- No sabe qué dar, una palabra desnuda, un puñado de besos rotos, un abrazo de vidrio molido, un instante de ojos profundos, de tristeza negra, de suspiro, de nostalgias, un pequeño tiempo de esperanza.

- Luego retira todas las promesas, esta piel no se compromete, no se anida en ningún cuerpo, esta piel es ajena al roce vulgar.

Sonrisa en la cara, fulgurante, mirada que traspasa las últimas bastiones.

- Le manda un saludo a su miedo, como de lejos, como si se estuviera acercando de alguna manera
de cualquier manera.
El miedo está claramente dibujado en aquella mano tímida que no avanza, que se quiebra contra los muros de su silencio, de su parquedad, de la segunda piel que no tiene nombre, pero muchas formas pedradas.


- Vivimos en tiempos alambrados, y la palabra amor es nada más que el invento de un territorio de paz, de un cese de fuego; y siempre dirán que no la busques, que no la exijas.

Hacia adentro hay que hundirse, hay que llegar hasta el último fondo, hasta los pies y más adentro, a la tierra, y allí descansar con los ojos cerrados, sin temor a no abrirlos nunca más, sin temer las imágenes sumergentes.

- Baja un pájaro en territorio secreto, salta espontáneamente sobre ese pequeño país donde la piel dolía, donde las manos arrasaron.
Lentamente baja la cabecita para tomar de la fuente, para nutrirse de un agua bendita.
Hay un momento de suspenso.
Las alas emplumadas cubren de suaves caricias este baldío, pintan de colores extraños la tierra abandonada hace tiempo y con golpecitos constantes atrae un gorgoteo de esa muda garganta.


- El camino horizontal habrá que transitar con los pies descalzos, con la cabeza descubierta, con las manos abiertas.
Allí se refugia una nariz en el hueco que esconde otro hombro, un hocico emprende su búsqueda minuciosa.

- Ahora
  arroja esta sensación de vacío contra el suelo pelado,    

  estrella su furia contra un día de tormenta,
  destierra cautelosamente cada hueso que dejó el perro.


- Ella es la mujer que inventas, el material de un sueño que no entiendes, el rostro que el velo esconde, las rejas que encierran sus laberintos, los pasos que das con las botas de otros, el barco que va rumbo a un exilio extraño, ella es la que quiere ser cuando duerme, es la que se reconoce al despertar.

5 ago 2011

Tormentas de Ezeiza

Nada te debiera importar
nada, y me importa.

Estoy tan fuera del mundo que afuera, aquí, el mundo duele más, y es tan inalcanzable. Todos los lugares, los trabajos, las ocupaciones, las camas de noches, los trenes de día, los caminos, los zapatos, las tristes historias, los momentos felices.

Miro por las ventanas, veo árboles de navidad, como la niña de los fósforos, como aquel viejo cuento, y cruel. El frío de la calle corta las manos, los labios, las estufas son parciales. Hay un adentro, hay un afuera, hay realidades y sentires.

Niños caminan sobre escombros, niñas rebuscan en basurales un pedazo de malavida.
Las universidades se pueblan de pájaros que saben volar, que buscan un nido, que viajarán en vuelos transatlánticos hacia otras orillas. Las cárceles en cambio están llenas de mujeres y hombres con los rostros claros, nítidos de dolor y angustia, puntiagudos de esquinas y burdeles. Recuento. Reten. Requisa. Redacto en una noche que no deja dormir. Repliego el corazón que no deja de latir, no se calma, salta, muerde, el pecho, los ojos, hasta las lágrimas.

Llegamos con títeres y guitarras, con hojas en blanco y lápices de colores, llegamos con voces y videos, con debates y dramatizaciones, con esperanza y educación popular.

Nos vamos alegres y atónitas por dentro, nos vamos un poco más unidas, hasta disgregarnos de vuelta en el camino a casa, cada una a la suya, cada una con su vida, cada una, por sí sola, con las vueltas que dan las impresiones del día.

Ellas se quedan, cada una por su lado, vuelven a los mismos tendones que las sostienen, agarrando las mismas manos, chiquitas, fuertes. Vuelven a los pechos grandes, a las camas, las rejas, el trabajo, los libros, las puteadas, los suspiros en la noche, los golpes a veces, vuelven al reggaetón, y a la falopa que anda por todas partes, adentro, afuera, en el centro del mundo. Como ellas, adentro, afuera, en el centro del mundo, en lo más cruel de su andar, aisladas, ardientes, armadas de bronca, de injusticia, de sufrir, adornadas de historias y sueños, de deseos.

Algún día, desde el centro del mundo, armarán la revuelta, le restarán el prefijo tan odiado, tan cantado, escuchado hasta asquearse, hasta la risa incluso. Darán vuelta al mundo, darán vuelta al centro, para que no mire sólo para adentro, para que no siga cegando la médula.

Para llegar al centro, hay que dar vueltas por el borde, hay que atravesar el mundo.

Las chicas que van de vuelta del centro al mundo llevan la marca marginal en la piel, como si se les gritara “extranjera” desde todas las esquinas, desde las casas vecinas, los bares, las calles tan de ellas.
De las que se van, muchas regresan, trayendo su desmundo a cuestas, regresan a este centro que se aleja cada día más del mundo, ese mundo que llaman realidad, y la realidad acá es otra, aún más fría, más violenta. Están adentro, dicen.
En verdad, están afuera, marginadas, al borde de todos los límites, aquí, en tierra de nadie, en un mundo del cual nadie se quiere hacer cargo.

Salimos por portones grandes, suenan las llaves, chirrean las rejas. Pisamos la calle, vemos el cielo, sentimos el aire frío, la lluvia, nuestras voces y las miradas latir en las manos.

Ellas se quedan, y no miran para atrás, guardan sus sentimientos bien adentro, los llevan bien cerquita como a sus hijos lejanos, como a sus hijas. Se van a cualquier parte, se escapan mil veces imaginando el día que. Se van, ellas, que se quedan, son las que más lejos se van, más lejos llegan, tan lejos que sus deseos se vuelven inalcanzables.
Insistentes, alertas, despiertas persiguen todas las noches sus sueños, todos los días sus deseos, y algún día, el día que... ellas saben, no todos los deseos se van y algunos sueños quedan, algunos los tendrán al alcance de la mano, a la vista de los ojos, y sobre todo, al latir del corazón.

1 ago 2011

Mario Benedetti: ¿dónde está mi país?

¿Dónde está mi país? ¿junto al río o al borde de la noche? ¿en un pasado del que no hay que hablar o en el mejor de los agüeros? ¿dónde? ¿en la desolación de la memoria? ¿en el otoño de la gracia o en el oasis de los quietos? ¿en los ahora libres calabozos o en las celdas de fantasmas asiduos? ¿dónde está mi país? ¿en las manos abiertas y aprendices o en los muñones del remordimiento? ¿simplemente en el sur? ¿en qué pronóstico o escape? ¿en qué repliegue del dolor? ¿lo llevo acaso en mí? ¿me espera en sueños? ¿en qué sueños? ¿dónde está mi país? ¿debajo de qué nube? ¿sobre cuántos despojos? ¿metido en qué fragores? ¿lindante con qué alivios? ¿rostro en qué piedra o ciénaga? ¿crepitando de enigmas? ¿incontable de amores? ¿asceta en qué triunfo? ¿pulso de qué candombe? ¿postergado en qué olvido? ¿dónde está mi país? ¿seré sordo a su viejo cuchicheo o ciego ante el tizón de sus crepúsculos? ¿dónde está? ¿o estará? ¿en qué rincón o pedacito de miedo poco ilustre? ¿en qué grito o clarín? ¿en qué alma o almario? ¿dónde? ¿en la atroz misericordia o en la plena sustancia? ¿en qué muralla o huerto? ¿en qué alcurnia o tinglado? ¿en qué tango o campana? ¿dónde? ¿no cesaré jamás de preguntarlo? ¿nunca vendrá a mi encuentro? y si viene ¿con quién? ¿dónde está mi país? ¿en qué destino o alucinación? ¿en qué nido de hornero? ¿o de víbora? ¿o de ángeles? ¿en qué altivez de faro tenue? ¿dónde? ¿en la frontera del teléfono? ¿en la parcela de la suspicacia? ¿socio de la quimera? ¿partido en dos? ¿o en tres? ¿callado? ¿dulce ya de alaridos? ¿extenuado de tránsitos?
¿dónde está mi país? ¿en el invierno? ¿en la casi agobiante tensión de la esperanza? ¿en la alegre pesquisa de los niños? ¿en el clavel de la amnistía? ¿en las deudas de gulliver? ¿en las huellas del pánico? ¿está en los que no están? ¿en el montón de la penuria? ¿en los umbrales y fogones? ¿en el incandescente laconismo de Ibero? ¿en la muerte incurable de Zelmar? ¿en el enjambre que irrumpió en la calle? ¿en el felón impune? ¿dónde? ¿en el pan que amanece pese a todo? ¿en la bondad endémica? ¿en el regreso de los nietos pródigos? ¿en los que vienen a morir en casa? ¿en los que nacen desvalidamente? ¿dónde? ¿dónde está mi país? ¿será que estuvo está conmigo? ¿que viene y va conmigo? ¿que al fin llega conmigo a mi país?

23 jul 2011

Y la piel
terrible, sedienta, arenosa, hermosa
arrastra
mis manos hacia el torbellino,
las lentas lágrimas hacia adentro.

te ando por calles ancestrales,
por cada dedo de piel
por mi mano que se agranda, se achica,
mi mano chica de niña que soy te acaricia
mi corazón arrugado te saluda a saltos mortales.

contaría los pliegues de mi cara,
contaría que un invierno inventé un cuerpo,
inventé una forma de ser y olvidarme,
una forma de estar cerca y no invadir.

luego en cada lago el agua brillosa
corrediza como el agua sos vos,
corrediza tu piel, tus ternuras

en los andenes largos y poblados

te recorro por la nariz y a espaldas
de tu razón y la mía, a sabiendas
de lo imposible, y sus atardeceres

14 jul 2011

Monólogo



¿Qué pretendés?

¿Qué pretendés?
¿Qué carajo pretendés?

Es como los árboles negros, desnudos contra un cielo demasiado azul

Tu dolor de panza,
tus margaritas
malditas margaritas

Lo que no fue duradero se cae despedazado
nube naranja atigrada en tenue grizul
aquello que se siente corporalizado
la luna de una noche oscura, el aire de una razón repentina

¿Este galope corazón?
¿esta tristeza manchada de bronca?
¿este escupido amado imposible?

Si me dieras más de dos palabras (y que me dieras estas dos)
si me dieras más de cuatro sinrazones (más que las de todos los días)
si me dieras (si te diera)
si no hubiera segundas personas (si no hubiera terceras)
si hubiera más de dos plurales
si aniquiláramos la primera la única
la salvaje persona: yo.

Vos sabés
vos sabés
y él sabe, maldito sea.

7 jun 2011

Esta noche he perdido tu nombre.
He nadado por mis sábanas,
he revuelto los mares todos,
he evocado tu piel, tus sonidos
pero no hay voz que te llame/ y no respondes

Ahora se rompen las olas en mi almohada
el océano avanza sobre mi cuerpo blanqueado,
el sol inunda los senderos y en cada costado
anida un árbol sembrando sombra, haciéndole hijos
a la noche/ que se come a sus hijas

La playa son cuatro pasos y un caracol,
la madera consumida por la sal es tu cara,
el velo que cubre mis rastros,
el frio helado que entra por la ventana,
todo está hecho de arena que cae/ como la lluvia.

Pronuncio lentamente las sílabas vacías,
separo el humo del silencio poseído
por tu desnombre, tu desfiguración.
El viento silba y el aire plateado respira
mi largo andar del sueño al alba/ y viceversa

22 may 2011


~

Las grullas sobrevolaban el parque
decías, vos en el medio ciudadano mirabas
el cielo, mirabas de entre el horizonte de cemento

decías que las grullas volaban, las veías seguro
decías que preguntaron por mí
y no dijiste que vos, que vos y tu verso

inventaron una noche las grullas, un parque, un infierno
dibujaron una ciudad en el borde de tu cuaderno
llenaron de cemento tu mochila y yo

fui invento de tu deseo, una carta
bien guardada pero jugada a tiempo, fui tu caballito
de batalla, la última burbuja del día que se rompe

a solas, fui tu bruja, una línea frágil que tachaba tus libros
uno por uno, una idea todo cuerpo, todo aire, toda mugre,
al costado del camino, en el cordón de la vereda, y en cambio

tu último deseo fue la sombra
innominada, insospechada, no registrada y tus versos
son míos y vos sos poeta, poseyendo los versos todos, y nunca

los cuerpos donde las grullas inventadas de una ciudad buenos aires
sobrevuelan un mapa interno, se llevan tu cuerpo, me dejan libre
la piel y tus palabras que se quema bajo ningún sol

15 may 2011

Una noche fría
mirar el cielo
sentir el aire, desabrigada
saber que amanece

Mirar el cielo
las estrellas
saber que amanece
pasan las horas
saberlo
pasan muy lentos
los minutos

Mirar el horizonte
no amanece
hay nubes amontanadas
en el umbral del mundo
donde los sueños y
algunas esperanzas
caminan hasta el borde
a jugarse la caída

****

Tantear el hilo tendido
de mi abismo
a las vidas perdidas
a las vidas que he muerto
pisar con paso firme, con pies filosos
el hilo hacia las vidas
que nunca serán

****

Saber que este señor/

saber que este amor/
un animal devorador/
bailaba entre nos
(baila en mí/ en mi silencio)

subía por nuestras espaldas
penetró las noches tan largas
los quehaceres/ la luz/ la bestia constante

adentro

lo que no tiene razón/ de ser
lo que no se cuenta
lo que no se cura
lo que no

****

Hay un vacío en mí
un gusto a aires fríos
un deseo galopante de amores
imposibles
de ese cuerpo que no puede ser
pecado/ locura/ desvío

hay en mí un rincón resguardado
un reto/ un engaño
el animal devorador
hay un pasto donde recostarse
con la cabeza en una mano
y otra en la penumbra

Hay un lugar que pudiera habitarse
un amanecer a la espera
una noche estrellada
un pájaro que cruza la mar
inventando cualquier moral/ un miedo/ una duda

****

Esta noche/ soledad/
doy mi pecho/ blanco/ a todos los asaltos
me estrello contra tu espalda
repentinamente
y busco/ sin espera/ (sin esperanza)
ese aire frío/ llenando la boca
de vacío/ la respiración

2 may 2011

Seis pétalos



Me prendo.
Quedo tendida de tu boca.
Colgada.
Sobrevuelo ese beso nocturno.
Este aire frío.
Tu ausencia.

cuerpo a gotas



cuerpo a gotas
disgustado, desalmado

ser debajo de un cielo/ de perros grises/
que ladran, se retuercen, aúllan

cuerpo tendido, una mano,
cabezas revueltas, pensamientos ahilados
voces, nubes, sordas miradas

el viento corta las lágrimas
la lluvia construye pequeños barcos
en los charcos/ de los ojos

ante las caras claras
y las preguntas constantes
esta réplica:

- estoy así
como los perros celestes
dispuesta a ladrar grisura

27 mar 2011

Pequeños animales



En este momento, este sentir.

La distancia exacta de mi vida a tu lejanía.
La locura de este animal pequeño que no aprende, que no entiende, que nunca, que no hay manera, que muerde, cualquier remordimiento.
Pero, ¿qué se hace con estos pedazos de piel que se caen como rodando de los dedos? ¿A dónde vamos a guardar los pedazos de cuerpo que se rinden? ¿Los guardaremos acaso? ¿Cuántos baúles harán falta, cuántos carpinteros?
Una mañana despiertas y sabes que todo esto que pareció un jardín fue un puente, que lo que viste en una pared no era un dicho, es sólo bizarro.
Habrá que caminar por muchas avenidas, habrá que cruzar muchos mares. Hay más camino que palabras, las ideas constantes que no se entienden son emociones, son imágenes, son recuerdos tal vez. Yo soy todo lo que recuerdo y un poco más. Las manchas blancas en los mapas de conquistadores también son tierra que existe, que flota en un océano claro, y es más viva que la que pintan de verde. Por más que hagan del olvido un programa, no olvidaremos. La memoria está marcada en el cuerpo. Es larga la lista, cada letra señala una persona perdida, caída, desaparecida, no, más de una. Y cada memoria son demasiados recuerdos, pequeños animales que juegan al ajedrez, que juegan a la batalla naval, pequeños animales que no descansan.

18 ene 2011

"Vivir sólo cuesta vida"

.

Ihre Augen sind im Sand vergraben
im Sand im Sand
da gibts keine Tränen
da gibt es kein Licht
keine Sicht
nur rieselnder Sand
nach innen
nach innen hinein in ihr Uhrwerk
da ticken die Stunden
hinein in die Wunden
und kein Licht dringt hinein
und kein Luftzug herüber
zu ihr
zu ihr zu ihr
die ihr nichts mehr zu sagen hat
da es ihr nichts mehr zu sagen gibt
und sie bittet
um die Augen im Sand
um die Stunden
um ihre Grube
in die niemand dringen darf
in die niemand rufen soll
nicht einmal die Freundschaft
kein Wort
keine Geste
in diesem Schiffsbruch
denn das heisst
eine Welt versenken
das heisst verstehen
dieses Boot ist ausgelaufen
und verstehen
dass niemand
niemand
nie

Nur meine Frage
hinein in den Sand
ein Papierboot
ein durstiges Kamel
das herüber
hinein
versinken will
und keine Geste
und kein Wort
und nicht wissen
ob die Freundschaft das Boot
entern sollte und zu Piraterie
werden sollte oder zu Banditen
in der Wüste die die Stille
verlachen und die Grenzen
überrennen und die kommen
und hineinstechen
dazwischenfahren
und dem sinkenden Boot
Steine nachwerfen und leise
ein Seil hinüber
hinein zum Schiffsbruch flechten
damit das Meer
das dunkle Meer
und die helle Wüste nicht
ohne Gesten nicht
ohne ein Wort
übernehmen was nicht ihrer ist
und die Freundschaft
herüberhilft
auf festen Boden
und hinein
ins Leben denn kein Schiffsbruch
bedeutet dringendes Ende
und in der Wüste
gibt es Oasen
so wie im Leben
manchmal doch
ein Seil wie die Hände
die Ohren die Augen
die Gesten das Wort
einer Freundschaft

16 ene 2011

corazón al sol



Salgo afuera y cuelgo mi corazón con la ropa mojada en la cuerda para secarse al sol.


Piso el terreno del amor donde todo es turbio, donde todo es tibio, la moral un arco que nadie quiere transitar, un arco que se transa, tu vida por mi bienestar, tus ojos por un poco de sol y los cajones de los secretos bajo llave.
Tres pasos camino sobre el arco, cuatro y resbalo, dicen que los arcos son puentes, son semicírculos, son medialunas; paralelas abstractas. ¿Un arco iris, acaso es tangible?
Cuando el amor ya tiene puentes, y tiene puertas que cerrar y muros que pasar, y tiene una casa; también tendrá cloacas, persianas, alarma y los rincones de la mugre, los placares de la rabia.
Y cuando el amor no tiene tiempo ni fronteras y desconoce las voces, las dudas y los límites, se vuelve secuestrador y arrastra a sus gentes a las esquinas del invierno, donde hace frío y el viento helado no deja escapar a nadie, congelada se espera lo inevitable.
Amor como si todo lo fuera, amor como si nadie pudiera, amor, ¿qué hay detrás de tu cartel de carretera? ¿Qué hay en la boca del lobo, en la boca del ternero, qué hay en el órgano portador de sentimientos, qué ocurre en los corazones, en las rodillas?
¿Qué ocurre durante el trayecto de los pies a la cabeza, de la cabeza en primera a la cabeza en segunda persona, qué ocurre de un cuerpo a otro? De un cuerpo a otro, y no hay ningún arco tendido, ningún puente que sobrevolar, ningún tránsito. No hay, intuyo, siquiera palabra. De un cuerpo a otro, de otro a uno, hay como un movimiento que hace fallar la distancia, que borra los límites hasta volver a establecerlos, hojas levantadas por el viento que caen dibujando otra imagen en el suelo. Copos de nieve que congelan nuevos cristales en el cielo. Brisas que levantan suspiros.

Salgo afuera para colgar la cuerda de mi corazón mojado, para que el sol le haga agujeros a la ropa, en el lugar del corazón, a la altura del estómago, donde está la tela de las rodillas, gastada.
Salgo y afuera hay noche, hay aires vagos de tilo y jazmín, hay perros, hay esquinas, hay botellas vacías en cada cordón de la vereda. No hay corazón que colgar pienso, la cuerda corta la noche y la ropa se seca y se saca, pero de día. La noche es como los cuerpos, indomable, indescriptible, terreno que defender ante cada segundo de conquista. No necesita de las ropas para vestirse, no juega a mirar a través de los agujeros la piel desnuda de la verdad desmoralizada. La noche no necesita del sol, pero tal vez necesite de los cuerpos. Como los cuerpos se necesitan mutuamente, uno para cada margarita.

Lo que no sé decir



Lo que no sé decir

queda dicho sin palabras
queda desdicho,
rompe el aire
es esto
el silencio

el silencio
que pesa más
que cualquier palabra
aun dicho en pelea

cuando la garganta
y el cuerpo
y esto
que no sé
dicen no,


cuando esto
que no sé
que se parece al miedo
que tal vez sea miedo
o algo
que no sé
dice no
ni un paso atrás
ni una palabra.

Pero las jaulas
no quieren convertirse en pájaro
no quieren volar,
ni siquiera con Pizarnik
y las palabras
no son pájaros
y las jaulas al silencio

pero tú
sabés que entre palabra
no dicha
y palabra pensada
hay más,
y hay una puerta
que no abro
y vos ves en las paredes
las letras que escibe el silencio
y sentís todos los dolores
que porta el silencio,
y llorás las lágrimas
que quedan en mí
que quedan en el silencio
como si él
ya fuera yo
como si por fin
él
se hubiera apropiado de mí.

El no
aprendido
a golpe de esto
que quiero ignorar
pero él
ya ves
aun así
aun sin cuerpo
parece apropiarse de mí

como algunos recuerdos
que no se borran
ni siquiera con las noches verdes
con las noches lilas
como la tiza
de la niña
en el muro
súbitamente borrado por la lluvia

Pero no se borran,
ni siquiera con Pizarnik,
ni con Gelman, ni Fried, ni Vilariño
no se borra con Frisch ni Cortázar ni Veteranyi
no se borra.

Y tal vez construya
un refugio
demasiado frágil a la puerta
que no quiero abrir
a la puerta
que se vuelve pared
en la pared

y las paredes
y los muros
en la cabeza
son esto
que habría que
convertir en pájaro
o al menos en jaula
para poder abrirla

Y las palabras escritas
en las paredes
en los muros
no llegan al otro lado
y los borra súbitamente
la lluvia
o tal vez el tiempo.

Y esto
que al fin
está escrito en los muros
en las paredes
del lado aquel
que da al otro lado
aquel
que pareciera estar
apoyado en un muro
separado por una pared
es esto
que no sé decir

Amor eterno con una condición

.