I
No te dedico mi vida ni mi muerte
no te dedico los días ni los soles
extranjera
un pedazo del alba marchita
un grumo de la noche
si no se alteran los aires
pero más
no
II
te escribo
no más albas
ni noches
ni sueño de mañana
los días cantados
los dolores recantados
III
te pregunto
sin saber hasta dónde
llega el aire
llegan las ondas
¿qué palabra?
IV
es todo gastado
es todo ya visto
extranjera
son cosas de otros lares
de otros cantares
otras lenguas.
V
pero tal vez la selva
dices
tal vez en el último rincón
del mundo
debajo de la tierra
en su fuego.
VI
la última certeza
es que no es el cielo
y sin embargo
VII
durante siglos fue
el bien lejano del hombre fiel
(y la mujer)
un espejismo inalcanzable
VIII
el cielo
en nombre del progreso
y amenaza
a todos los pecados
sinrazón
que es razón pero absurda
indescifrable
IX
Y cuentan que al cielo
lo rompieron los aviones
que el cielo era aire
que las nubes eran aire
que los sueños
eran aire
y la resucitación de los cuerpos
aire. humo.
X
Extranjera,
no digas las palabras
cielo noche alba corazón
Son de todas las bocas,
y no son de la tuya.
XI
Vos que no hablás los idiomas
más que el tuyo
que nadie entiende
que es un lenguaje
de la sinrazón y del aire
XII
un lenguaje
que no defiende el cielo
sino la tierra roja
y que deja sus huellas
en el humus
en el humus
XIII
es un lenguaje que no teme
ni la palabra
ni la muerte
porque la conoce tanto
tanto que el dolor
es más duro que la muerte
y la muerte ningún ritual
sino simple sustracción
del dolor que no resta.
XIV
Y tú extranjera
te has vuelto muda
has devenido loca
y conoces el cielo
la tierra el alba la noche
los saltos del corazón
al mundo
por asalto
XV
pero todo
ha perdido la voz
no hay cómo decir
lo ya dicho y vos
nunca has aprendido
las palabras que llevan
a los conceptos de todos los lenguajes
tan grandes
y tan gastados
XI
Dices
lo que no se escucha
y aun dicho
aun antiguo
aún así
no encuentras otra manera
de decir que la noche
el alba el cielo el corazón
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